jueves, agosto 24, 2006

EN UN BAR CUALQUIERA....

En una barra de un bar cualquiera entre semana, a primera hora de la mañana, es cuando más cafés, cortados, croisanes, y pastas variadas se pide la gente.
A primera hora de la mañana, pongamos a las 7.45h la gente no está para cuentos chinos. Normalmente es gente que viene sola, y se coloca en el tamburete de la barra por rapidez, ya que comodidad ninguna.
Cada mañana con un cuarto de hora de margen llego al bar, a principios de agosto podías escoger tu tamburete, ahora el que no corre, vuela.
Así que como si de un juego de sillas se tratase me dirijo como una bala hacia él, el TAMBURETE mágico e incómodo.
Por fin el camarero me ´conoce´así que me encanta que me pregunte: cortadito? y yo muy educada le respondo: si, por favor, con leche natural. Gracias.
Es uno de los pocos bares de la zona donde se puede fumar. Pero te sabe mal fumarte un cigarro cuando tienes alguien al lado comiendo una pasta... me da la sensación como si le molestara. Como cuando vas con tus colegas a cenar, y cuando acabas preguntas: os importa que fume? os molesta? Y todos educados te dicen que lo enciendas. Aunque siempre hay alguien, que te corta el rollo, o no, y te dice: si no te sabe mal, te puedes esperar hasta que acabe? Y ahí es cuando tu cara se queda pensativa y los ojos mirando al cielo y pensando: porqué coño habré preguntado si puedo o no fumar?
Así que en el bar he tomado la decisión de que si hay alguien al lado que le molesta, tiene dos opciones: 1- Que se vaya a otro bar donde pueda respirar aire puro mientras se zampa la pastita. 2- Que no respire.
Pues bien, llego al bar. Me instalo en la barra, saco el tabaco y el mechero que sea bien, ya que es del Barça, me saco un auricular del mp3, más que nada por si alguien me dice algo y poder oirlo, (nadie me ha dicho nada aun), el garçon me pone el cortadito, me enciendo un cigarrito y miro hacia el infinito. Muy discreta y tímida. A veces, como hoy, me da por mirar a la gente discretamente, como disimulando.
Qué curiosa es la gente, todos estamos en igual de condiciones, todos estamos solos en la barra y todos en cierto modo tenemos vergüenza. O al menos es lo que me pasa a mi. Hoy se me ha sentado al lado un hombre, me miraba por encima del hombro, yo lo miraba de reojo y me estaba poniendo nerviosa, y cada vez me veía más y más pequeñaja. Inseguridad, no falla.
Acabo el cortado, el cigarrito lo apago en el cenicero y muy femenina pongo el tamburete tal y como estaba, pago, y en voz alta y clara y divina, digo: Adiós! y cada mañana lo mismo,... ay no!!! excepto el viernes creo que fue, que se me colocó un chulazo al lado y me estuvo mirando un buen rato. Lo que pasa es que tan temprano no tengo seguridad como para reafirmarme y poder mirarle sin caerme de la silla. Así que el chico debió pensar: jo! que tímida. Y no chico guapo, tímida no es la palabra, sueño si.
Por cierto al chico guapo lo vi ayer en la esquina del bar al mediodía, seguramente esperando a su chica, muy mono él, y mientras le enseñaba a A que ese era el chico chulazo del bar, las tuercas se cambiaron, él era el tímido y yo la ´lanzada´por decirlo así. No penséis mal, solo miramos, ni aplaudimos, ni gritamos. Nada. Nos comportamos como dos princesas.
En fin, qué cosas tienen los bares, eh? y que cosas tienen las personas aburridas, eh?
Jones

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